martes, 20 de enero de 2009
Un proyecto con vocación colectiva
jueves, 15 de enero de 2009
QUÍMICA CON MI CANON
Hola gente. Aquí os dejo dos imágenes que dan una idea de lo que puede llegar a ser la técnica HDR en fotografía. Desde que comencé a hablar (algunas secciones más abajo) de estas fotografías, no he dejado de buscar los mejores resultados posibles. Creo que estas dos fotos son las mejores que he conseguido hasta ahora. Con algo (o mucha) de imaginación podríamos decir que hasta el Retiro de Madrid cobra tintes de pequeño Taj Mahal. Creo que no me equivocaba cuando hablaba de las fascinantes sugerencias que producen las HDR. Estas las hice al día siguiente de la famosa nevada en Madrid, cuando la capital del reino se llenó de "friquis" tirando fotos; yo entre ellos :) Una de ellas me ha quedado muy aparente como fondo de escritorio en mi computadora. Espero que os gusten. Salud
lunes, 12 de enero de 2009
Sobre curiosas analogías

Cabe pensar que de esta facilidad que tenemos para relacionar palabras con imágenes surgió una comunicación íntima, prolija y misteriosa. Nuestra facultad de imaginar dio sentido al cuento, y aprendimos a recrear en nuestra imaginación lo que el escritor supo urdir mágicamente con la letra.
Viremos de camino y entremos ahora en el subconsciente de otras analogías; como por ejemplo el mundo fascinante de los colores ¿Quién de vosotros no asoció en algún momento el rojo con la violencia, con la estridencia de la sangre, o con el ardor secreto que embriaga a los amantes? Si por esta senda de las policromías nos topamos con el azul, muchos dirán de inmediato que fueron los celos quienes forjaron este color, o la percepción impresionable de algún poeta sumergido en su mundo mientras buscaba armonías. El azul es mi color, el de la rosa imposible sobre la que ya escribiera en algún cuento. La euforia de los sapos que le trovan incansables a la noche, también el nombre de la ciudad que habitan las nostalgias. Si hablamos del negro, ¿quién de vosotros, en algún momento, no lo asoció a la muerte, o al color bajo la venda que ciega los ojos del condenado, mientras las puntas de veinte fusiles arañan su aliento. También el negro es el color de la luz boca abajo, el de la oruga en su nicho, el del adúcar de la mariposa que espera paciente su primer vuelo. El rosa es el color de la confusión entre sexos. Este color es ambivalente y da mucho juego, es festivo, estridente, informal; para los conservadores de las formas un insulto. Pero también la frivolidad del rosa se opone al rigor de la llaga de Cristo, y se reconoce en el matiz que colorea el envés del sexo. Rosa es el color del tren del pasado que los años tornaron en sepia. El color de la herida que sangra cuando la lanza de la nostalgia hurgó certera en la fragilidad de un olvido.